lunes, febrero 05, 2024
La primera orden
sábado, enero 27, 2024
Día 0
Hoy es un día especial, por fin he conseguido convertirme en una Dómina cincuentona.
Y madre mía! Lo que ha costado! Un decalustro dando tumbos.
Aunque puedo decir que el viaje ha sido entretenido, con hostias variadas, para aprender nosequé puta lección que se supone te envía el Universo. Pero también muchas alegrías, para que las lecciones merezcan la pena.
Y aquí estoy de nuevo, 25 en cada pierna, dispuesta a seguir aprendiendo y disfrutando. Arrugando los ojos y con la cara ladeada por si viene una de las fuertes, pero sacando pecho.
Y me pregunto qué me deparará esta nueva etapa. En qué tipo de Ama me voy a convertir...
Me reinventaré? Buscaré algo distinto? Novedoso? Me interesará ahora la vieja escuela?
Vendrán a mí niñatos buscando mami autoritaria o perros viejos descubriendo que alguna pequeña perversión se la sigue poniendo dura? Con qué nuevos esclavitos me sorprenderá la vida?
Si que tengo claro que ahora soy más exigente y selectiva, un poco más dura y mucho más certera en mis pretensiones. Que mi tiempo me es muy preciado y lo administraré con mimo y rigurosidad.
Y es que la puta ésta son dos días. La vida, digo.
Así que... que empiece la fiesta. Y quién quiera que se apunte.
Muchos besos perracos.
A. B.
martes, abril 23, 2019
Que voy a hacer contigo... (Mi fetiche)
Quieres saber cual es mi fetiche.
Estás asustado, el miedo a lo desconocido es poderoso.
Y todo éste tiempo lo he estado alimentando con mi comportamiento, nunca sabes por dónde te voy a salir.
Cuando has aceptado una norma te exijo más, y más, y más. Y cuando te rindes cambio el juego.
Tu cerebro reptiliano te ha dominado estos meses. Atacar o huir, es a lo que se dedica para sobrevivir, para salvarte de mí. Y eso has hecho. Me has atacado con tus quejas y reproches y has huido mil veces de mis caprichos. Pero siempre vuelves a mí.
Y me relamo cada vez que vuelves a ofrecerte, porque sé que cada vez estoy más cerca de alcanzar mi fetiche. No tengo prisa, mi paciencia en estos temas es infinita. He aprendido a jugar agazapada, a esperar el momento exacto de abalanzarme sobre mi presa.
Te estudio, te descoloco, avanzo dos pasitos y retrocedo otro. Te estoy midiendo continuamente, tú crees que estoy un poco loca y que sólo quiero follarte. Una puta loca sí, pero el que se está volviendo loco de deseo eres tú. Yo controlo, yo te llevo, déjate y te mostraré nuevos mundos.
Anoche te rendiste por fin. Silbé y saliste de tu casa inmediatamente, buscándome. Sin peros, sin preguntas, sin excusas. No sabes dónde me he mudado y me enviabas mensajes preguntándome, informándome de tu ubicación, suplicándome la nueva dirección. Yo los leía divertida, mientras me follaban a cuatro patas. No sabes como me complació saberte desesperado. Y aún así supe contenerme para desesperarte un poco más. Una última vuelta de tuerca antes de la estocada.
Quieres saber mi fetiche.
Qué será... será...
Follarte, comerte, azotarte, que me comas el coño, que mires cómo me follan, humillarte, que me masajees, sodomizarte, pellizcarte, amariconarte, pajearte, que me adores, meterte un pie en la boca, que me pintes las uñas, cabalgarte, sentarme en tu cara, mearte, que te folles a la puta que yo te diga...
No te preocupes, sólo quiero una cosa de ti.
Te la he dicho hoy, mientras saboreabas por primera vez tu leche de mis dedos. Mientras los lamías, convertido por fin en mi perro, te he confesado mis planes para ti. Mientras los chupabas, te he cogido del pelo, tirando hacia atrás y te he predicho al oído el futuro.
—Voy a hacer contigo lo que me dé la gana.
LO QUE ME DÉ LA GANA.
Ese es mi fetiche.
domingo, abril 14, 2019
El juego
El juego.
Para mí esta parte de mi vida es un juego. Y juego porque me gusta, me divierte y me excita. No juego a esto para follar. Porque tengo todo el sexo que necesito en casa, se me sale el sexo por las orejas, tengo más sexo del que puedo tragar. Pero, aunque no fuera así, tampoco necesitaría interpretar el papel de Dómina para follar todo lo que me diera la gana o más.
Juego porque es emocionante, cada paso es un reto, cada avance una aventura.
Juego porque es divertido, disfruto con los triunfos y aprendo de los fracasos.
Juego porque es excitante. Conseguir un sumiso pendiente de mí y entregado a mi placer me pone, me pone mucho. No es lo único que me pone pero es una sensación que me encanta. La sensación de poder, de ser adorada y tratada como una Diosa me pone, sí.
Y no deja de ser un juego porque no me considero mejor o superior a mis sumisos. Puedo bajar a dar un abrazo o llevarle un ibuprofeno a mi sumiso si se encuentra mal. No me cuesta entrar y salir del rol porque siempre soy yo, en distintas facetas y situaciones pero siempre yo, no es un disfraz.
Pero esto no significa que mi juego sea ligero, o superficial, o simple. Mi trabajo es conocerte, saber hasta donde puedo llegar contigo, medir tus capacidades para no sobrepasarte y que me entregues tu confianza, romper tus esquemas y límites cuando estés preparado... Yo hago mi trabajo, me lo tomo muy en serio y para que todo salga bien y todos disfrutemos hay normas que son inquebrantables. La más básica es obvia, no hay posibles interpretaciones, ni medias tintas.
Todo lo demás ya sabes...