domingo, febrero 10, 2019

Taller para sumisos en busca de Ama: El mantenimiento y la ITV.


Retomo el Taller para sumisos porque veo yo que no os sabéis la lección...

En los capítulos anteriores se habló de cómo contactar, romper el hielo, identificar Amas callejeras e introducir a la Señora de la casa en el mundillo. 
Así que supongamos que hacéis los deberes, que os sale todo fenomenal, que encontráis una Dómina que os toma en consideración y se abre el telón. ¿Y ahora qué?


Ahora lo que ella diga, claro. Hay tantos gustos y preferencias personales como personas. Se supone que si os interesáis mutuamente es porque hay algunos de esos gustos en común y hay un punto de partida. Pero así en general, ¿qué puede hacer que tu nueva Ama se encoñe y te convierta en su favorito? O lo que es lo mismo, ¿para qué queremos un sumiso?

Un sumiso está para servir, para complacer, para hacernos la vida más fácil, más bonita, más excitante o más divertida.

¿Un sumiso pide casito? Nooooooooooo, un sumiso no pide, ni siquiera atención. Un sumiso sirve sin contraprestación.

¿Un sumiso da la tabarra? No, un sumiso habla lo justo, en momentos precisos, especialmente cuando le preguntan o le dan pie. 

¿Un sumiso se queja? No, se quejan los novios. Los sumisos están para otra cosa; para aguantar desdenes, bofetadas, burlas... con una sonrisa en la boca y la polla dura.

¿Un sumiso pide explicaciones? No, el Ama puede ser justa o incoherente. Aleatoria e imprevisible, da y quita sin justificarse. 

¿Un sumiso exige prácticas? No, el placer de un sumiso es ver disfrutar a su Dueña. Si quieres Ama para que te haga cosas que te gustan, es mejor que vayas a una profesional. Porque no eres sumiso, eres una persona que a la que le gustan ciertas prácticas que no tienen que ver con servir. 

¿Un sumiso se hace la víctima? No, no vale satisfacer a tu Dueña en algo en lo que te has tenido que esforzar (mucho o poco) y luego estar diciéndole que fíjate tú... lo que has hecho por ella... lo que te ha costado... Eso nos da igual, somos casquivanas y un poco crueles, cuanto más os cuesta más nos satisface y excita. Nada mejor que un perrito que después de un gran esfuerzo da las gracias por la oportunidad de servirte.

Y toda la teoría, que está muy bien, hay que llevarla a la práctica. Cuando realmente se ve la valía y entrega de un sumiso es a la hora de la verdad. Porque lo que nos pone cachondas es tener a disposición un tío válido y entregado. El mundo está lleno de sumisos con buenas intenciones, que están muy bien como mantenimiento pero que no pasan la ITV. Las buenas intenciones no valen para nada si cuando tiras mano de él está ocupado, o missing, o perezoso.

Yo cambio toda la verborrea y ciberdiversión que me puedan suministrar por un servicio de chófer, un cocinero personal o una comida de coño.

La ITV se pasa con nota si el sumiso acude, para lo que sea, por insignificante o humillante que parezca, para hacerte la vida más fácil, más divertida y más excitante. Y solo hay que chasquear los dedos.

Chasquear los dedos y que ponga a disposición sus manos y su lengua, para darte un masaje o lamer la suela de tu zapato.

Chasquear los dedos y comprobar que relega otros planes para acudir a tu llamada, comprobar que su tiempo es tuyo.

Chasquear los dedos y que te traiga el almuerzo en bandeja de plata con una marcada erección. Y que sonría cuando lo coges y le das dos cachetes en el moflete mientras le dices “Buen chico”.

Chasquear los dedos y tener su polla cerca, comprobar que se endurece con tus órdenes, que es tuya para tocarla, chuparla, metértela, correrla o dejarla sin correr.

Chasquear los dedos y que acuda OBEDIENTE, CONTENTO y AGRADECIDO.

No te preocupes tengo para todos. COMPARTEME. ¡Gracias!

No hay comentarios:

Publicar un comentario