jueves, junio 29, 2017

Diario de una cazadora: El jovencito

A mí siempre me han gustado los hombres maduros. Soy de la generación de Pretty Woman. Tendría unos quince años cuando fuí a verla al cine con mis amigas. Salimos emocionadas, pensando lo maravilloso que sería ser puta y que tu primer cliente fuera Richard Gere, con sus canas y ese saber estar de macho dominante.  Nos emocionábamos al recordar que en  un momento dado se enamoraba de la prostituta y lo mandaba todo a tomar por culo. Así era, un hombre maduro, rico y guapo que te dejaba su VISA para que te divirtieras como una niña  por el día y que te follaba como Dios por la noche. Qué más se podía pedir con 15 años?
Richard Gere, Mel Gibson y John Malkovich me llevaban de calle cuando los ídolos adolescentes de moda era Tom Cruise, Rob Lowe y Ralph Machio.
Sin embargo de un tiempo a esta parte noto que me estoy convirtiendo en una madura o una milf o una vieja verde. Me ponen los jóvenes por tres razones básicas. Por sus cuerpos, bellos y tersos, por sus hormonas en ebullición y por su inexperiencia.
La verdad es que Chico, aunque no es tan joven como mi morbo me demanda, tiene las tres características que busco, buen cuerpo, salido e inexperto. Sin embargo tiene algunas taras que requerirían mucha dedicación por mi parte para llegar a sacarle partido y ahora mismo estoy muy práctica, intentando ceñirme a la Ley de Pareto. Así que le voy a usar para momentos puntuales y para practicar con él.
Pero un jovencito entregado ummmmm.... Un jovencito cargado de testosterona, con el que ir poquito a poco, jugando con él y haciéndole todas las perrerías que se me ocurran. Descubrirle nuevos mundos y viejas técnicas... eso sí, confieso y me declaro culpable, me apetece un huevo.
Dicen que el maestro aparece cuando el alumno está preparado, puede que el sumiso aparezca también cuando el Ama se encapricha de él.


De camino a mis clases de Yoga paso por una tienda en la que se arreglan y tunean motos. Cada mañana sacan algunas a la calle y las prueban o las arreglan allí mismo. Es una acera muy ancha , a modo de paseo. La puerta  siempre esta llena de chicos de unos veintitantos, por lo visto dos trabajan y 7 u 8 miran. Yo siempre paso corriendo y con prisas porque siempre llego tarde, es como una enfermedad que me impide salir de casa con 5 minutos de margen. Pero bueno, no sé desde cuando sucede este suceso paranormal porque con las prisas y la mente en cosas mundanas no me di cuenta hasta hace una semana, el caso es que cuando yo paso hay un chico que me mira con cara de alucinado.
El día que me di cuenta le miré para una inspección rápida. Moreno, alto, un poco de barbita (que guapos están todos con barbita, cómo me gusta esta moda) y con pinta de adolescente. Estaba sentado en un banco con la pandilla, estaban todos muy alborotados hablando de sus cosas y por eso me llamó la atención que fijara su mirada en mí, ajeno a la conversación y las risas. Me llamo mucho la atención también que lo hiciera por las pintas que llevaba... Mallas, camiseta, mochila, CHANCLAS... Pero bueno, siempre digo que el hábito no hace al monje y al final va a ser verdad.
Ese fue el día cero. El día uno ya fui fijándome al doblar la esquina. Desde lejos vi que uno de los amigos me miraba y le decía algo, palmada en el pecho incluida. Mi objetivo era a comprobar si había sido flor de un día o estaba centrado. Para la ocasión y fiel a mi estilo, me había puesto un poco más mona por arriba, con un suéter asimétrico que dejaba ver mi hombro pero en mis pies las mismas chanclas de siempre, me gustan los retos. Mientras caminaba con paso firme, los chicos se sentaron en el banco habitual pero cuando me acercaba sus amigos le dejaron solo y subieron a un coche. Yo ya estoy mayor para tretas y cachondeos de adolescentes y seguía mi camino hacia allí, dispuesta a hacerle un desplante delante de su público y pensando en cómo iba a ingeniármelas para darle vidilla e instrucciones en un susurro privado ( Consejo: no intenten ligar en público y menos con palmeros, señores). Pero cuando faltaban unos 10 metros debió darle vergüenza y corrió a subirse en el coche con los demás, no sin antes dedicarme una última miradita.
El día 3 aunque no tenía Yoga, di un pequeño rodeo para pasar por allí a la misma hora. Nada, no estaban. Me senté en el banco frente a la tienda de motos, examiné un poco la zona. Iba a estar jodido buscar alguna excusa para pararme por allí disimuladamente, las cosas fáciles no son lo mío.
El día 4 era día de clase, al doblar la esquina me di cuenta de que no estaba la chupipandi, vaya mi veinteañero me estaba defraudando, me había dejado colgada. Pero cuando me iba acercando sorpresa! No solo estaba si no que era uno de los mecánicos, no sé el tiempo que lleva viéndome pasar ni las pajas que se habrá hecho pensando en la milf pero más de mil veces habré pasado por allí. El caso es que me acerqué clavando mi mirada en él, el destino al fin se ponía de mi parte, le tenía localizado en horario comercial y seguro que estaba solo de vez en cuando.  Cuando estaba bastante cerca, mirándole fijamente y caminando directa hacia su posición se puso tan nervioso que se le cayeron las herramientas al suelo, me miró desde abajo, en cuclillas, mientras recogía todo apresuradamente. Enseguida salió su compañero y pasé de largo sonriéndole, ahora ya sabía dónde encontrar a la presa, no había prisa.
Esa imagen, mirándome desde el suelo, me llenó de satisfacción y terminó de encapricharme del jovencito. Así que voy a ir a por él y a pasar un verano entretenido.
Parece ser que el sumiso no solo aparece cuando el Ama está preparada sino que el sumiso nace y florece cuando el Ama posa su mirada en él.
Aunque bueno, ahora falta saber si tiene madera de perrito. Yo creo que sí.
Y mañana tengo Yoga.

No te preocupes tengo para todos. COMPARTEME. ¡Gracias!

7 comentarios:

  1. donde tengo q firmar para ser ese chico? jajajjaa

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hay que ser, estar y además parecerlo. Un cúmulo de características y casualidades.
      Y últimamente no se aceptan firmas digitales.
      Saludos

      Eliminar
  2. A ver que pasa. Estos relatos del Ama en busca de su presa me ponen a mil.

    ResponderEliminar