martes, julio 11, 2017

Les Liaisons dangereuses

"No confundan libertad con libertinaje".- Decía siempre el hermano Inocencio.
Aunque a veces el libertinaje se convierte en una expresión más de la libertad. Y a veces muy potente, porque quien tiene la capacidad de romper ciertas normas y prohibiciones sociales se siente capaz de hacer cualquier cosa en la vida.
El Vizconde de Valmont y la marquesa de Merteuil hacen del libertinaje su forma de vida. Juegan y apuestan sobre conquistas de presas. Tienen una relación de amor/odio. Compiten y se divierten intrigando juegos peligrosos, en los que el primer premio es encamar a un ingenuo y de regalo humillar a algún ofensor.
Entre ellos no hay máscaras ni necesidad de aparentar falsa moral ni de fingir, en otro tiempo fueron amantes y ahora juegan, intrigan y elaboran retos cada vez más complicados para satisfacer su ego de depredador. Con esos retos desfloran a jovencitas inexpertas cuyo bien más preciado es su castidad, instruyen en técnicas amatorias a las más castas para que sorprendan a sus maridos y burlarse de ellos, roban amantes a antiguos amantes como venganza...
Valmont es la única persona con la que la marquesa puede relacionarse cara a cara. Con él puede compartir juegos y comentar hazañas. Quizás por eso siente hacia él algo más que compañerismo y amistad. Quitarse la careta ante un igual es una sensación muy placentera.
Y es que son iguales hasta cierto punto.
Por su condición de noble y hombre en pleno siglo XVIII Valmont puede perpetrar sus fechorías con total impunidad, y lo hace abiertamente y por diversión. Sus apuestas tienen carácter lúdico y el reto es superarse a sí mismo como amante y sobre todo como cazador.
La Marquesa tiene que ser más cauta, una viuda debe simular cierto grado de virtud y castidad si no quiere que la condenen socialmente, tiene que atar cabos y cubrirse las espaldas con el silencio de sus amantes y sus cazas esconden objetivos menos nobles que el placer y la superación personal. Venganzas, intereses económicos y prebendas sociales se entremezclan con la lujuria y los juegos de cama.
Utiliza a los hombres para su placer, sí, para sentirse poderosa, sí, pero también para hacer daño a terceros o conseguir beneficios propios. Para sobrevivir se convierte en un ser mezquino y cruel con el que sin embargo no puedo dejar de empatizar . Porque la única forma de defenderse y de llevar la vida que quiere es utilizar su cuerpo y su inteligencia para conseguir sus objetivos, engañando, engatusando y chantajeando a sus amantes, con lo que el juego pierde entonces su carácter lúdico y la diversión, convirtiéndose en un ejercicio de poder y supervivencia.
La admiro en ciertas cosas, pero sobre todo la marquesa me da pena, porque es una libertina que se mueve como una serpiente entre todos los falsos que la rodean y traspasa todas las normas en su alcoba, con esos mismos, los que la juzgarían y condenarían si no los tuviera cogidos por los huevos... Pero a pesar de eso, vive en una jaula que ella misma se ha hecho al querer vivir en los dos mundos que habita, en el salón tomando el te y en la alcoba follándose a quien quiera. Y es que todo tiene un precio. Pretender vivir una vida, sin perder las prebendas de la otra es complicado, un equilibrio muy inestable, y cualquier fallo te puede arrancar la careta de cuajo. Eso es lo que pasa al final, que todo se le va a la mierda. Valmont se enamora de una presa, ella se coge un rebote de la ostia, la lía parda por los celos y él, cuando se da cuenta de que se la ha jugado la desenmascara en su último aliento. Con lo cual arruina su reputación y se queda sin Valmont, sin juegos de libertinos y sin chupifiestas.
Afortunadamente los tiempos han cambiado (un poquito, pero algo) y a mí me importa una mierda la sociedad y su opinión, con lo cual me puedo dedicar a ser Valmont que es más feliz y más majo que nada. Disfruto de mi libertinaje y llegado el caso disfrutaré de mi "mala" fama y la mostraré con orgullo. No necesito tretas ni engaños, ni cubrirme las espaldas ni cubrirme de gloria. No pienso ir a las chupifiestas, tengo cosas mejores que hacer.
Yo decido.
Yo elijo quien soy.
Soy lo que hago.
No podéis salvarme porque quiero arder. Así que arde conmigo o aparta.

Soy libertad y libertinaje.



No te preocupes tengo para todos. COMPARTEME. ¡Gracias!

12 comentarios:

  1. Gasolina no le falta desde luego....

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    1. 😂😂😂 Si quiere usted arder, la madera me parece muy floja para usted. Seria mas apropiado el queroseno.

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  2. Es lo que tiene elegir, que así elijas el infierno te sientes libre.
    Mírame a mi... la bestia domada, jejj.
    Anda y que le den a l@s de las chupifiestas, tú a tu aire... que eres un huracán.

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    1. A mí me llevas ahora a un chupievento y me matas. Nada mejor que correr, sin careta y en pelotas.
      La fierecilla de mi niña, cuanto trabajo tiene el Amo! XDDD

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    2. Una bestialidad... xD
      Ha elegido a la más complicada, además de bestia, sin fondo mental (que no majareta) jajajaja...
      El vídeo que me mandaste, precioso, me emocioné, esas son las fiestas que valen de verdad. Un bezaso rubi.

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    3. Para todo hay una única primera vez, me ha gustado compartir esta contigo ;)
      Besos

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    4. Cabrona, mira que te quiero, sin pamplinas. ;)

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  3. estimada Ama,

    ya sabéis que este ha sido el post del miedo, del mío por supuesto, porque soy y me gusta ser convencional y porque la fama mejor buena que mala,

    pero estad tranquila porque mi enfermedad (la mieditis del cagao) no os la puedo contagiar,

    c, (de cagao)

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    1. No se trata de arder en el infierno hombre, se trata de arder en el paraíso terrenal. La mala fama es la materialización de la rabia de los apretados. Ladran, luego cabalgamos.

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  4. Estimada Ama,

    No he visto todavía está película pero la pondré de las primeras en mi lista

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    1. Muy recomendable, una de mis películas favoritas. Me identifico mucho con esa forma de dominación. Dominación sexual libertina. Hay una frase que dice Una Thurman cuando Glenn close le pregunta si la forzó Valmont. Ella responde: Dije no todo el rato, pero mi cuerpo hacía lo contrario.
      Valmont se dedica a romper límites en la vorágine del momento.

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