Diario de una cazadora : El cazador cazado.

Hace tiempo empecé un diario con muchas ganas. Hasta le hice un blog aparte. En él empecé a relatar y a hacer una estadística de los hombres vainilla que se iban cruzando en mi camino y que terminaban esclavizados en mayor o menor grado, o no. Como me fui cansando de contarlo de ese modo y de la "obligación" de llevar un diario, lo dejé. El diario, no la caza. De hecho algunos de los protagonistas cayeron, otros se me escaparon, otros siguen en juego y hay algunos nuevos.  El caso es que de vez en cuando pasan cositas en el mundo vainilla que derretirían al más estricto de los Dominantes y al más servicial de los sumisos. Y algunas son dignas de contar, si no en un blog aparte, al menos aquí, con su etiqueta y todo. Y para muestra un botón:

Después de un cumpleaños que por temas personales recuerdo como el más triste de mi existencia, el sábado tuve un regalito inesperado que me demostró que cuando todo se te tuerce, las cosas sólo pueden mejorar. Me disponía a realizar la compra semanal al medio día. Y conforme entraba en el super, con mi carrito y todo, me saludó un chico, sonriente y con inclinación de cabeza. Yo soy bastante despistada y le sonreí también pensando que igual le conocía de algo. Iba acompañado de otro tío pero en un momento dado me di cuenta de que se había deshecho de su amigo y me estaba persiguiendo solo. En uno de los cruces me preguntó mi nombre. Yo, que no tenía muchas ganas de rollo le dije que no con la cabeza, pero su atrevimiento me hizo sonreir (el célebre no pero sí que tanto triunfa) y él debió tomarlo como un "quizás". El caso es que no se rendía, me lo encontraba en cada pasillo.

- Cómo te llamas? Te invito a algo? Guapa...

Empezó a divertirme la situación y le mandé un mensaje a mi esclavo más amado que andaba por ahí haciendo el cabrón.

- He ligado y me está persiguiendo.

- Lo he visto, está embalao.

Por fin, en el pasillo de los vinos le di su oportunidad. Me repitió su oferta, me pidió el teléfono, me dijo su nombre... Al final la cosa quedó en tablas, yo con su teléfono apuntado en la lista de la compra y él con la esperanza de que le llamara algún día.

Me llamó la atención porque no se ven muchos cazadores de éste tipo, sin nocturnidad, sin alcohol, sin maquillajes. Además seguía todas las leyes no escritas de los buenos. Solo, atento a la presa, constante e insistente ante el mínimo resquicio de puerta abierta (mi sonrisa), claro y directo, a pecho descubierto. Si en lugar de proponer un café me hubiera invitado a follarme creo que hubiera sucumbido en ese mismo momento, rendida ante el arte de su caza. 

El que me reuniera con mi marido tampoco le detuvo, siguió dejándose ver. Se plantó en la puerta mirándonos fijamente mientras cargábamos el coche, esperando una señal.

Éste lo quiero yo para mi diario pensé. Me apetecía comprobar si un cazador de estas características cedería a ser mi perrito faldero. Por el bien de la ciencia le mandé un wasap el domingo.

- Ayer no entendí tu nombre, no me lo digas.

- Cómo te llamas.

- Me puedes llamar Señora, yo te llamaré chico.

A partir de aquí se sucedieron una serie de mensajes en los que le expliqué sin tapujos y a bocajarro mis intenciones. Le dije que buscaba un hombre para hacer con él lo que me diera la gana, que quería un esclavo sexual, que si no sabía lo que era que lo buscara en Google, que quería comprobar si me gustaba su polla antes de aceptarle, que el lunes le citaría para ello.

Podía haber quedado, comentarle, probar poco a poco si le iba el rollo y someterle con suavidad, explicarle lo que no entendiera, con paciencia, preguntarle si estaba de acuerdo. Pero mira... a lo largo del tiempo que llevo como Dómina me he dado cuenta de que es mejor a lo bestia, si esas palabras y esa propuesta no se la ponen dura desde el día 0, por mucho que le cuente mi vida no va a funcionar, y sobre todo no me va a servir. Así que yo lo suelto y que sea lo que Dios quiera.

Por problemas logísticos (mi hijo se pone malo) no pude hacer mi comprobación y prueba de poder el lunes. Sin muchas explicaciones y envuelto de un halo de misterio relegué la cita al martes.

-Hoy no puedo, mañana. Ya sabes lo que es un esclavo sexual?

-Sí, tú mandas de mi polla.

Joder! No lo hubiera podido definir mejor en 5 palabras.

Al final hoy tampoco ha podido ser, no me acordaba de que la gente trabaja y tal por las mañanas, con lo cual parece que tendré que esperar a cuadrar horarios hasta el jueves.

De momento tengo un wasapeador ansioso por mostrarme su dureza, su potencia y su disponibilidad. Y la galería del móvil llena de fotos de su polla dura.

Aún no tengo claro si me servirá de algo o será un bocas que se raja a la primera. Lo que ha quedado demostrado es que con la esperanza de follar se deja mangonear sin ningún tipo de problema, dice a todo que sí y todo le parece perfecto.

Así que vamos a por el tejado que la casa puede esperar.

Quiero tocarle sin saber si quiera su nombre. Quiero probarle en condiciones extremas. Quiero averiguar hasta qué punto sus ganas de follarme le llevan a hacer cosas que no entran en sus planes de ligoteo de supermercado. No le he pedido castidad, obediencia, protocolos, ni firma de contratos. Como  ya escribí una vez.

"Su respeto vendrá a mí junto a su polla dura"

Pero mira tú por donde... creo que voy a tener mi primer cazador cazado.