domingo, octubre 08, 2017

Grandes Amas: Mata Hari

Es difícil distinguir realidad de ficción cuando se estudia la biografía de la espía-bailarina-prostituta-madre-esposa-amante Mata Hari. Demasiadas variables e intereses la sesgan, empezando por los de ella misma, cuyas mentiras, invenciones y delirios de grandeza iban evolucionando según necesitara más popularidad, más misterio o más nobleza, pero sobre todo, más dinero. Porque de todo lo que he leído lo que me ha quedado claro es que su ansia por el dinero y por llevar una vida de lujos y frivolidades fue lo que la perdió, lo que la llevó a arriesgarse hasta el punto de resultar molesta para todos, alemanes, franceses, rusos, incluso para sus amantes. También sus delirios de grandeza, desde pequeña le gustó ser el centro de atención. Tanto es así que ni en su propio juicio se pudo contener y en lugar de hablar con humildad y mentir sobre los contactos que tenía (más bien que se follaba) se dedicó a alardear de ellos, eliminando cualquier posibilidad de ser considerada una simple puta y salvar con ello su vida.
Lo que sí se puede asegurar de Mata Hari es que fue una mujer que vivió como quiso, escapó de las normas sociales y que exploró su libertad y su independencia de la mejor forma que pudo. Seguramente como quiso.  De haber vivido en la época actual solo Dios sabe dónde hubiera llegado. Porque fue capaz de desnudarse ante toda la aristocracia de Europa a principios del siglo XX y salir convertida en una diva, aplaudida por sus amantes y las esposas de éstos. Hay que tenerlos muy bien puestos para hacer algo así y salir victoriosa.
Desde su primera actuación en París dejó claro que no iba a dejar indiferente a nadie. Disfrazada de Deidad exótica, con un nombre y un baile inventado, le dio a su noble público algo que nunca había visto, un cuerpo desnudo contoneándose de manera sensual. Lo presentó como un rito de adoración a un Dios lejano y lo llamaron arte. Sin embargo no puedo evitar sonreír cuando me imagino a todos aplaudiendo en pie, exaltados y luciendo ellos las braguetas abultadas y ellas las mejillas rojas, en una mezcla de pudor y bragas mojadas. Consiguió llevar el erotismo a los teatros más importantes, a los salones más elegantes, consiguió vivir de ello y ser invitada a actos benéficos, codearse con la nobleza, príncipes, burgueses y cómo no, militares. Porque le ponían los uniformes y en un acto de honestidad, se los follaba.
Se casó una vez siendo muy joven con un oficial mayor, borracho y maltratador del que se dirvoció a los pocos años. Cuando tuvo a todos los hombres a sus pies no quiso repetir, decidida a vender su cuerpo más caro que lo que podía obtener de un matrimonio.
Se consideraba una mujer por encima del bien y del mal, siempre reinventándose. Conforme iba perdiendo atractivo y flexibilidad fue convirtiéndose en una puta que bailaba de vez en cuando más que en una bailarina que ofrecía sus favores a admiradores adinerados. Pero jamás bajó su cabeza, convencida de que su vida era su elección, mantuvo su dignidad hasta el último momento. 
Hasta el día de su fusilamiento mantuvo la mirada a sus ejecutores y se mostró altiva.
La acusaron y encarcelaron por espionaje contra Francia. Parece ser que fue una cortina de humo para que se hablara de otra cosa en lugar de los 300.000 muertos que llevaban los franceses a cuestas. Esas cosas que hacen los políticos cuando quieren desviar nuestra atención. No había más pruebas que haberse acostado con todos los militares y ministros de guerra de un bando y de otro. Por lo que la condenaron en base a indicios y suposiciones. Abandonada por sus amantes nadie acudió a defenderla, odiada por las mujeres se alegraron de que se la cargaran por el delito de haber seducido a sus hombres mientras ellas aplaudían y temida por militares a los que incomodaba probablemente por haberse ido de la lengua entre sus piernas y no precisamente comiéndole el coño.
Los argumentos del fiscal eran tremendos:
"Es ese tipo de mujer peligrosa de hoy en día. La facilidad con que se expresa en diferentes idiomas, especialmente el francés, sus numerosos contactos en todas las áreas, la sutil manera de insinuarse en los círculos sociales, su elegancia, su notable inteligencia, su inmoralidad, todos son indicios para tomarla como una sospechosa en potencia".
Hala, culpable! Tócate los cojones!
El día de su muerte se vistió elegantemente y aceptó su destino con la cabeza alta como siempre, serena, educada.
Quizás le faltó inteligencia para cubrirse las espaldas y prever momentos dificiles.
Quizás pensaba que sus amigos siempre atentos y dóciles en el dormitorio saldrían a socorrerla en el último momento antes de su ejecución.
Quizás estaba cansada de vivir al límite siempre buscando satisfacer carencias afectivas con joyas y lujos excéntricos y aceptó con alivio su muerte.
Quizás pensó que era un buen final, que la historia la convertiría en un mito y conseguiría lo que tanto le había gustado siempre, ser el centro de atención.
Yo solo espero que todos esos que se la follaron y le entregaron sus fortunas, que se arrastraron para conseguir su atención, todas esas mujeres que se excitaron con sus convulsiones en el escenario, o que la odiaron mientras la aplaudían y se las daban de entendidas en arte, todos esos militares y gobernantes que en los momentos de pasión le confesaron secretos de estado para darse importancia, y todos esos amigos de la farándula y de la alta sociedad que no movieron un dedo para acudir en su ayuda, se estén retorciendo en sus tumbas.
Qué menos.





No te preocupes tengo para todos. COMPARTEME. ¡Gracias!

5 comentarios:

  1. Una muy interesante para ser leída. No sé cuán buena para ser vivida.
    Quién sabe?
    Un beso grande

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    1. A mí me da la impresión de que fue bastante desgraciada y estaba un poco loca. Pero también me da la impresión de que fue una mujer libre.
      Besos

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  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  3. Cuerda o loca. Santa o puta. Afrontar el propio destino es lo que tiene. Los demás vemos desde fuera siempre al otro.
    Una de las historias que me gusta, no le falta de nada.
    Besos.

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    1. Pues sí.
      A lo hecho pecho y que sea lo que Dios quiera.
      Besos.

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