Bellezas alternativas.

Hace poco le contaba a un amigo que me apetecía tener un gordo y que le había pedido a mi marido que me  regalase uno. Un GORDITO peludo para achucharle y hacerle perrerías. Y claro, nos reímos un montón porque debía estar bromeando. Con todas las ofertas de gimnasio que tenía ahora me había encaprichado con  un osito. La conversación siguió sobre la conveniencia de combinar jovencito con gordito (como bien es sabido también ando seleccionando uno), cosa que a mi amigo le parecía un error ya que según él, el adolescente elegido debía ser un Adonis. Bueno, quizás tenía razón, no sería gordo pero un ideal de belleza griega... que aburrido. El jovencito sería  GUAPO, flaco y FRÁGIL. Pero entonces... me empecé a acordar del repartidor y me di cuenta de cuánto me ponía la cara de cabreado que llevaba siempre, los feos tienen su punto, aunque en realidad no es FEO, pero de lejos lo parece y eso es lo que más me gusta de él. Gordos peludos, flacos frágiles y feos cabreados. Todo un atentado a los estereotipos de belleza.

Porque quién define lo que es bello?

Lo más objetivo que se me ocurre asociar a belleza tendría que ser saludable. Y unidos a saludable vienen algunos rasgos como atlético, joven, terso... Y luego estarían las modas... ahora se llevan altas, ahora bajas, ahora machos, ahora amariconados, ahora las pieles claras y mañana las tostadas...

Pero esta tiranía de la belleza poco tiene que ver con la atracción sexual y mucho menos con el morbo si éste  roza la perversión y huye de lo estipulado.

Tengo una amiga que se daba de cabezazos contra la pared cada verano. Cada verano, sin querer, se enrollaba con un tío de forma guarrucia y sin motivo, ni ton ni son. Al día siguiente le daba la risa: Que si no me gusta, que si no es mi tipo, que si me cae mal, que si qué cerda me pone...

Cada verano, en la misma verbena, su coño buscaba en la misma polla su ración de sexo no convencional. Y nos reíamos de la misma forma que me reía yo con mi amigo el otro día, cuando le decía que buscaba un gordo.

Porque el sexo es mucho más que un cuerpo bonito y la belleza es mucho más que juventud y simetría. El sexo es una combinación de fluidos, hormonas, feromonas y técnica. Las unas sin las otras no funcionan, no llegan ni a la punta del iceberg.

Y la belleza es una actitud. Estoy cansada de ver mujeres con unos kilos de "más" o una cara poco "agraciada" caminar por la calle como si fueran a comerse el mundo y llevarse todas las miradas (las de envidia y las de admiración). También estoy cansada de ver mujeres con una belleza objetiva y cuerpos esbeltos caminar arrastradas, avergonzadas o tímidas, en cualquier caso invisibles. La actitud lo es todo.

Y para más inri, por si la combinación de hormonas y la actitud no fuera suficiente, está el cerebro. Capaz de imaginar y montar películas e incluso mundos. Realidades paralelas en las que por ejemplo, una mujer normal se transforma en una Femme Fatal que selecciona hombres y se aprovecha de ellos, hace que la satisfagan sin condiciones ni contraprestación. Una realidad paralela en la que esos hombres están contentos y orgullosos de pertenecerle.

Sin todo eso, sin la magia, el sexo es hacer deporte, la belleza es de plástico y el cerebro es un consumidor sin creatividad.

Y puedo asegurar que no hay color.

Porque en esto no soy tan Blanca, en esto soy la Reina Roja y lleno mi mundo de bellezas alternativas, de situaciones esperpénticas y de experiencias  inolvidables.

En mi mundo mi marido lleva días buscándome pollacas y empotradores para mis ratos libres. Y entre tanto machito ibérico me habla de un gordito, peludo y sumiso. Con una polla impresionante, solo equiparable  a sus ansias de obedecer.

En mi mundo la actitud lo es todo y la belleza es alternativa. Por eso al instante me encapricho de él y le pido a mi marido que me lo regale.

En mi mundo no hay flores ni bombones, en mi mundo se regalan contactos de whatsapp. Y ayer fue el traspaso de poderes, su voz es sexy, su educación exquisita. Está entrenado, dispuesto y a la espera. Las primeras órdenes están dadas: No me pierdas ni un kilo y foto de la primera erección provocada por mí.

En mi mundo muero de ganas de estrenarlo, de sentarme en su cara y restregarle el coño y el culo hasta correrme con su lengua mientras se asfixia. Rojo, sudado.

Me muero por ordenarle que me folle a cuatro patas y sentir sus carnes temblorosas chocar contra mi culo. Plam, plam, plam...

En mi mundo muero de ganas de abofetear sus mejillas redondas y abultadas, mientras le riño. Y bajar a comerle los huevos, y pajearle, y dejarle a medias sin motivo. O tumbarlo boca arriba y comerle el pedazo de polla tirándole de los pelitos. Correrlo en dos minutos, que me llene la boca de leche y sin tragármela, mientras resbala por mis comisuras, subir hasta su cara, sujetarle el mentón con la mano y desde cierta altura dejarla caer en su boca abierta.

En mi mundo, no hay nada más erótico que dormir la siesta sobre la panza de mi gordito sumiso después de haberle hecho de todo.

Erótico y bello.