sábado, octubre 22, 2016

Historias del Mercadona

Los cambios me gustan, son como aire fresco. Y esta vez todos a la vez, ahí... a saco paco! Cambio de casa, de barrio, de look y de rutina diaria, de vida. Durante este proceso se abandonan temporalmente proyectos, yo llevo un par de meses abandoná perdía, todo patas arriba y todo a medias (mención especial a la Paciencia Infinita de mi querido Louix y premio honorífico al Optimismo y a la Perseverancia de mi querido Emilio).
Todo me cuesta el doble, en la casa nueva no encuentro nada, no sé donde colgar el batín, me equivoco de puerta, voy a un cuarto y acabo en el baño,  hago 20 viajes al chino al día (un abrelatas, una aceitera, una alfombrilla baño, una bombilla...). Con el nuevo peinado no sé qué ponerme, si me visto rockerita me veo muy radical, si me pongo deportiva me veo muy perroflauta, si me arreglo me veo muy sofisticada. Un exceso el rubio platino lo cojas por donde lo cojas.
Pero el mayor cambio e inconveniente ha sido cambiar de coto de caza. Porque dejar de trabajar ha afectado tremendamente a mi modus operandi, no porque cazara mucho en el trabajo pero sí que era una excusa para salir maquillada a las 7 de la mañana y volver sobre las 3 a ritmo de tacón por la puerta del bar de enfrente y con 8 horas en medio en las que podía pasar y ha pasado de todo. Pero mi nueva vida de maruja pide a gritos nuevas rutinas de caza y he descubierto en los supermercados todo un ecosistema sin explorar.
Y es que la necesidad agudiza el ingenio y combinar la vida cotidiana con el morbo es una de mis especialidades.

Historia 1:
Comienzo por la señorita de la fruta que a mí me resultaba invisible, muy simpática sí, pero invisible. Es muy bajita, morena con pelo corto moderno, con cresta, grandes gafas de pasta, modernas también, guapa, rellenita, un bomboncito en formato pequeño. Hace unos días empiezo a fijarme (desde que me corté el pelo vaya) que además de simpática cada vez que me ve me sonríe y me llama guapa y yo pienso, oye que maja... y sonrío también. Pero el otro día  además de las sonrisas y el guapa como saludo, la pillé varias veces mirándome a través de los espejos de las columnas y cuando llegué a casa se lo conté a mi marido "yo creo que la de la fruta quiere algo". En la siguiente compra mi marido actuó como testigo y juez de las miradas.
Veredicto: "ésta te la follas cuando quieras".
Pues que quieres que te diga, a mí me ha dicho un pajarito que no sabrás lo que es una buena comida de coño hasta que no te coma el coño una tía así que habrá que probarlo. Lo malo es que no sé ligar con mujeres, pero me ha dicho otro pajarito (que es el mismo) que se liga igual con tíos que con tías, así que habrá que probarlo. Y sea dicho de paso me ha dicho el pajarito que los que mejor comen pollas son los tíos así que tendréis que probarlo eh.

Historia 2:
Cuando realizas un taller de puta tienes una gran responsabilidad. Aunque no tenga ningún rigor científico, tengo que decir que cada una de las lecciones está más que constatada en mis carnes. Y antes de publicar la 6ª lección constaté la práctica que se propone. Despistada, ausente, lenta... a los 3 minutos tenía un tío encelado con su cesta de ruedas paquí pallá y cara de alucinado. Y yo, por el bien de la ciencia estuve siguiéndole el juego durante un buen rato, para ver como se desarrollaba la caza y poder transmitir mis conocimientos. Más infantil que otra cosa transcurrió toda la compra, con encuentros por todos los pasillos, miradas furtivas, tímidas sonrisas... porque eso sí, una vez cazado si la Señora no da el siguiente paso pocos hombres se atreven. Éste además tenía una tara añadida y es que su mujer compraba con otro carro por otras zonas, con lo cual el hombre estaba alucinado pero también acojonado. Hasta que pasó lo inevitable, ya en la cola de las cajas no pudo apartar su mirada, a su mujer le debió parecer rara tanta fijación en un punto y se volvió hacia mí, que también estaba mirando hacia ellos. Y con otra mirada inquisitoria (esta vez hacia su marido), una de esas miradas que lo dicen todo (dicen... no se si eres más cabrón que imbécil o al revés) agachó la cabeza y la polla y se acabó la práctica.

Historia 3:
Hay otra señorita que le hace ojitos a mi esclavo más amado, llevan semanas de holas y adioses, y sonrisitas y mierdas. Las mujeres tenemos un puntito en que o somos amigas y nos defendemos a muerte o somos enemigas naturales. Y a mí la señorita me cae mal, me hago la boba y ella piensa que soy boba, así que por gilipollas la tengo vetada. Porque una condición inamovible que tengo para tríos y folleteos variados es que me caigan bien los implicados. El físico no me importa demasiado, ni la clase social, ni la raza, ni otras gilipolleces, pero... me tienen que caer bien las partes, porque lo de follar con rabia yo no lo veo. A mí me gusta follar de buen rollo. El caso es que a mi marido le divierte ponerla nerviosita a ella y cabrearme a mí y no pierde ocasión. Así que cada vez que vamos la emoción está servida.

Historia 4:
A veces realmente vas a lo tuyo, no se puede estar alerta 24 horas al día, y a veces, realmente vas despistada y lenta buscando algo que no encuentras, como los moldes esos de aluminio desechable que los colocan en cualquier lado sin criterio lógico. Y de repente te encuentras a un caballero que te acompaña en paralelo por todo el Mercadona. Y a ti te hace gracia porque piensas "fíjate, ya ligo sin querer" y ahí queda toda la gracia porque el tío ni te interesa ni tienes ganas. Pero resulta que él está envalentonado y no va a dejar escapar a "su ligue", y te persigue por todo el super. Te espera en las esquinas, te hace gestos para que le sigas. Y tú pasas del "qué gracia" al "qué vergüenza" y enseguida al "qué pesado!". Gajes del oficio.

Así que la próxima vez que vayas a la compra abre los ojos, porque en los supermercados habitan Putas, Cabrones y demás gente de mal vivir, con historias ocultas a ojos inexpertos. Y te lo estás perdiendo.

No te preocupes tengo para todos. COMPARTEME. ¡Gracias!

5 comentarios:

  1. Jajajja... Hay que ponerse las lentillas X y no se te escapa un@...

    Besos rubia.

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    1. Jejejejeje esas funcionan, dejar de correr por la vida y observar también.

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  2. XD hay que ver como está la pescaderia del supermercado, percebes y almejas por doquier XD
    (Paciencia infinita... Usted lo vale y mucho más)

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    1. Sí es que no hace falta salir a cenar y emborracharse para darle emoción a la vida. Los percebes y las almejas están en cualquier lado, acechando Jejejej.

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  3. Muy erótico todo y mucha razón lleva en frases como "porque eso sí, una vez cazado si la Señora no da el siguiente paso pocos hombres se atreven" Al menos en mi caso sueño con que un día una mujer tan divina como Usted me pare en el super y me tienda su mano para besarla

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